Four AM and here we are [Samie]

Estaba en mi cama, bajo las sábanas, con mis brazos detrás de mi cabeza, observando el techo. Si, no lograba dormirme y estaba realmente aburrido, no lograba dispersar mi mente para así quedar dormido de una buena vez. Suspiré resignado y me destapé, saliendo de la cama de un salto. Me estiré y bostecé en silencio para no despertar a nadie, y caminé descalzo por el frío suelo de las mazmorras hasta tomar mi varita y el pantalón del pijama ya que estaba durmiendo en ropa interior. Me coloqué el pantalón dando saltos y tropezones, y guardé la varita en uno de los bolsillos de este. Llegué hasta la sala común y desde allí, salí por la entrada secreta al oscuro pasillo.

Estaba frío, y mal iluminado por las antorchas del castillo, pero aún así, se hacía posible caminar por el y ubicarse. Subí por las escaleras tranquilo y distendido, disfrutando del recorrido. El viento silbaba y susurraba en cada esquina del castillo, en cada cruce de pasillos, las antorchas iluminaban el suelo y algún que otro cuadro de la gran escalera, durmiendo.
Aburrido sin saber a donde dirigirme, fui escogiendo caminos al azar, doblando porque sí en las diferentes esquinas, hasta que llegué a la puerta de una sala a la cual me llamó la atención entrar. La sala de trofeos, quizás había entrado una vez antes allí, nada de importancia, pero ya que no podía dormirme quizás buscar el apellido de mi familia en años y años de educación mágica y méritos académicos del castillo, ayudara a que lo hiciera.

Entonces, empujé decidido la ligera puerta de roble inglés, desde la manija, y la puerta cedió chirriando ligeramente al abrirse. Di unos pasos dentro de la sala, hasta que mis pies desnudos dejaron de sentir el frío suelo de piedra por un aterciopelado y cálido suelo de alfombra. Cerré la puerta tras de mi y comencé a pasear mi mirada por todo el salón de trofeos, era amplio y basto, en sentido vertical, pero no era muy ancho, era más bien un gran pasillo curvo en un ala del castillo que albergaba los trofeos. Recorrí a paso lento y tranquilo, deteniéndome en la mayoría de los trofeos, lustrados y bien cuidados, que encontraba en mi paso. Mis favoritos eran los de Quidditch, ya que me apasionaba el deporte hasta cierto punto y me interesaban qué había hecho el que tuviera su nombre grabado en la placa del trofeo para estar allí inmortalizado. Pasee por lo que parecieron horas, hasta que llegué hasta una parte de la sala donde una ventana adornaba la pared, dejando entrar la luz lunar, lo que hizo que levantara mi vista y la observara. Allí, parada y detenida ante una vitrina, estaba la silueta de una bellísima muchacha observando algún trofeo, vaya uno a saber por qué. Al verla, luego de salir de mi sorpresa, hablé tranquilo y suave, vaya vaya, tenía entendido que era un salón de trofeos, pero si sabía que me encontraría uno así de bello, hubiera entrado hace mucho, mucho tiempo... y al terminar sonreí, con solo una comisura de los labios, sin mostrar los dientes.

Otra noche de insomnio siempre que pensaba que lograba controlar esas malditas pesadillas estas se repetían una y otra vez mas en mi mente.
Me levante de la cama algo molesta solo acababa de acostarme y ya sabia que no podría dormir en toda la noche, di un suspiro y luego de agarrar la bata de seda verde y vestirme con ella. Suponía un gran esfuerzo dirigirme al lago para tratar de relajarme pero sabia que había una ventana que tenia una vista privilegiada de este, salí por la puerta de la sala común y comencé a subir las escaleras esta era la primera vez que no recordaba a quien le tocaba de los prefectos hacer turno pero no me interesaba demasiado, seguí ascendiendo con tranquilidad y luego recorrí algunos pasillos para al fin encontrarme con la entrada a la sala de trofeos, abrí la puerta de manera delicada pero aun así pude oír el débil chirrido de esta entre a la sala y cerré la puerta tras de mi, si había llegado hasta allí sin meterme en problemas era mejor mantenerlo de esa forma.

Camine entre los estantes observe cada nombre, etiqueta y dedicación, esperando encontrar algo interesante, suspire resignada recordaba varios trofeos con mi apellido materno en Beauxbatons sin mas que hacer me acerque a la venta que según recordaba tenia una vista esplendorosa del cielo nocturno y el lago, los rayos de luz lunar inundaban la cercanía de esta así que al sentarme en el alfeizar pude notar como una pequeña sombra se formaba detrás de mi causando que un escalofrió recorriera mi columna.

Luego de observar el exterior por varias horas decidí levantarme al notar un brillo raro en uno de los trofeos cercanos logrando que me acercara, me le quede observando detenidamente era bello el modo en que la luz de la luna se veía reflejada sobre esa aleación de metal.Me sorprendí al escuchar una voz detrás de mi, me di media vuelta y observe al muchacho que estaba algo alejado de la luz como para poder reconocerle aunque pude notar que su torso estaba desnudo ya que el joven estaba solo con el pantalón de su pijama, levante una ceja algo curiosa y sonreí levemente ante su comentario.

- Quizás antes no te merecías encontrarte con tal trofeo ¿no crees?- dije en tono firme pero a la vez cálido y volví a dirigirme al alfeizar para poder sentarme sobre este y tratar de observar mejor al muchacho que se encontraba a esas altas horas de la noche frente a mi.
- ¿Que haces aquí?- pregunte como restandole importancia y al notar que no podía observar su rostro con claridad volví mi mirada hacia el exterior de la ventana, no es como si debiera responderme que hacia aquí pero tampoco era como si me importara demasiado saberlo.

La observé encaminarse hasta la ventana de la sala, y sentarse en el alfeizar para observar el paisaje de ella. Al quedar expuesta a la luz lunar, pude verla completamente, revelando una piel pálida, un cabello rubio y unos ojos claros.
Luego camine unos pasos más, acercándome hasta ella, relamiendo mis labios resecos, como si saboreara cada una de sus palabras. Me postré a su lado, apoyando mis antebrazos en el alfeizar, e inclinándome sobre ellos, para observar lo que fuera que estuviera mirando. ¿Yo? ¿No merecer algo? ¿Tanto crees que vales cariño? pregunté de forma repetida y socarrona. Mientras una sonrisa vanidosa y burlona se dibujaba en mi rostro. Luego, chasqueando mis dedos, saqué mi varita e hice aparecer una botella de cerveza de manteca. Guardé mi varita en su bolsillo, y destapando la botella le di un largo sorbo. Al terminar de beber, relamí mis labios eliminando todo rastro del líquido en ellos.
Suspiré al oír su pregunta e hice una mueca, ¿para qué quieres saber? me tomé mi tiempo antes de continuar, podría preguntarte yo lo mismo a decir verdad... culminé diciendo. Luego volví a sonreír y la miré, intentando encontrarme con su mirada. Dicen que la mirada de una persona dice mucho de sí, y que dependiendo de ella puedes saber si es o no, lo que yo llamaría interesante. Pero a decir verdad, no hacía falta observarla a los ojos para saber que ella si lo era. Y me quedé esperando su respuesta.

Eleve la mirada topandome con su rostro el cual ahora era iluminado por la luna, debía admitir que era un chico apuesto y por este echo me resultaba extraño no saber quien era, claro que no conocía a todos en la escuela pero si trataba de reconocer a quienes eran interesantes o al menos llamaran la atención como este muchacho.

Me solté una pequeña risa al oír su respuesta, ¿si creía que valía tanto? no lo creía, lo sabia.
- Digamos que ni lo mejor de lo mejor me hes suficiente, por lo tanto a menos que sobrepases las expectativas, no no mereces nada- dije respondiendo en el mismo tono que el había usado, vi como hacia aparecer una cerveza de manteca y volví mi mirada al exterior dando un leve suspiro.

Me sonreí divertida ya que supuse que se reacción a mi pregunta seria de ese modo, un tanto predecible pero aun así divertido, seguí mirando el exterior mientras respondía - digamos que solo no tenia ganas de dormir - me gire para verle y note sus ojos fijados en mi rostro lo cual me resulto curioso y le devolví la mirada con una media sonrisa encantadora, pude notar que no era un chico cualquiera lo cual me dio curiosidad.- En fin supongo que eres el típico rebelde sin causa y por eso estas aquí - lo inspeccione de arriba a abajo con la mirada y me detuve en la mano que tenia la botella para arrebatársela con una mano y dar un largo sorbo de esta, le mire aun sonriente - espero que no te moleste, tenia sed - dije en tono seco antes de devolverle la botella extendiendo mi mano y volviendo a ver por la ventana.

Di un largo bostezo mientras la oía responder. Luego alterné mi mirada entre sus ojos y sus labios, aún no decidía cuales me distraían más. Si sus ojos claros, brillantes y cautivadores o sus labios finos, delicados y cincelados. Pasé mi diestra a través de mi cabello, alborotandolo un poco, sin saber que hacer por unos momentos. Continué observándola, sin ningún tipo de disimulo, directamente. Escrutaba su rostro, intentando adivinar que pensaba, o que hacía realmente allí ya que no me creía ese cuento de ''solo no tenía ganas de dormir''. Media sonrisa se dibujó en mi rostro y finalmente dije, vamos ¿esperas que me crea ese cuento de que no tenías ganas de dormir? ¿y qué encima es simple? solté una risa sarcástica antes de continuar, porque claro, no pareces en nada alguien simple, pero si atrac... me tragué las últimas letras antes de escupir la palabra, pero si muy interesante me corregí ya muy tarde en mi error.
Intenté quitarle importancia al asunto, ante su reacción. Como si no hubiera pasado nada y en efecto, seguí como si nada. Suspiré renegado en parte, ya que no creía que fuera a sonsacarle el que estuviera allí, pero tampoco en ese momento me interesaba demasiado. Por cierto, hablé ya que no había respondido a su ''alto nivel de exigencia'' para con personas, ya que ella lo valía todo según su criterio, yo no soy lo mejor de lo mejor, yo soy lo mejor en su máxima expresión, perfección pura... expresé de man era altanera y soberbia.
Luego solté una risa divertido al oír ''sin causa'', y ahora recorriendo cada curva de su figura mientras relamía mi labio superior le contesté, de ''típico'' no tengo nada, soy más bien único, pero aún así, las causas no son difíciles de encontrar, pero simplemente me aburría y no podía dormir, por lo que salí a pasear a ver con qué me encontraba... di un trago a mi botella antes de proseguir, y si me preguntas, no me arrepiento ahora...
Luego de ver como me robaba la botella y bebía de esta, algo sorprendido me enfadé por el tono que usó, casi cortante, no me molesta pero tampoco va a ser gratis, dije con perversión. Y aún no escucho el ''gracias bonito'', cariño... le estipulé con fingida ofensa.

Era claro que no creería la historia de que no podía dormir pero no planeaba cambiar mi historia, sonreí levemente al notar como me observaba sin disimulo y al notar la media sonrisa en sus labios no pude evitar fijarme en estos.
Me distraje un momento al oír el comienzo de una palabra de la cual aparentemente se arrepintió de mencionar ya que corto su oración de golpe para terminarla con un simple interesante, en fin parecía que concordábamos en dos cosas ambos nos parecíamos atractivos, por que negar lo si aquel chico lo era, y ademas ambos notábamos cierta curiosidad por el otro.

Solté una pequeña risa y no comente nada al respecto no planeaba cambiar mi versión de la historia ni tampoco poner en evidencia al muchacho, pero algo hizo que le mirara levantando ambas cejas, aquel chico era todo un Narciso sin duda, deje que continuara hablando sobre su nada típico de rebeldía sin causa para luego levantar una mano y ubicar la en su mentón moviendo su rostro hacia ambos lados para inspeccionarlo sin ni un ápice de escrúpulo, suspire y asentí mientras volvía bajar mi mano apoyándola sobre una de mis rodillas - Vale he de admitir que no estas nada mal chico y también concuerdo con que algunas causas son difíciles de encontrar pero hay otras que llegan sin ser buscadas sabes... - no me agradaba faltar el respeto diciéndole chico pero no sabia su nombre debido a que no había habido ningún tipo de presentación- Me alegro de que no te arrepientas.... - me mordí el labio inferior pensando pero al no encontrar ninguna coincidencia en su rostro con un nombre no pude mas que preguntar - aun no has dicho tu nombre- dije en modo expectante ciertamente curioso.

Suspire aparentemente le había molestado algo que le quitara su botella pero no era como si me importara, su respuesta fue algo inesperada lo que hizo que le mirara de modo quizás sorprendida lo cual se transformo en una risa al escuchar las ultimas tres palabras que menciono, acerque mi rostro al de el y pronuncie las palabras que el muchacho quería escuchar - gracias bonito - dije con tono divertido y volví a mi antigua posición conteniendo una risotada - y solo para aclarar de cariño no tengo nada no te equivoques-

La observé más intrigado a medida que me respondía. Esa chica me estaba interesando cada vez más, y atrayéndome el doble. Por qué no decirlo, era muy bonita y eso que solo la había visto de manera fugaz y momentánea. No quería ni imaginarme, viéndola a plena luz del día con una vista excelente.
A continuación, tomándome por sorpresa, guió mi rostro hacia la luz lunar que se colaba a través de la ventana, con su mano tomándome por el mentón. Allí hizo mover mi rostro, en distintos ángulos como si de una roca valiosa se tratara, y que valor que tenía yo. Como si la analizara y evaluara. Finalmente, me soltó, haciendo como si nada, con una cara de satisfacción u aprobación en su rostro. Sonreí satisfecho, cuando me soltó ahora si, sin dejar de observarla de pies a cabeza, descubriendo cada vez más detalles, como su blanquecina piel o sus labios carnosos.
Luego solté una risa sarcástica y escéptica, pero eso no quiere decir que yo las haya encontrado no? Te digo, que no me hago el rebelde, ni lo soy... solamente sigo mi propio juego, eso sí, al igual que tu por lo visto, ¿sino por qué estás aquí? Le pregunté con una sonrisa burlona dibujada en mi rostro.
Luego se tomó un momento para pensar, ya que dejó de hablar, y cuando lo dijo, soltó el pie necesario para que yo continuara con el inicio de un juego, que si ella resultaba ser por lo menos un cuarto de lo interesante y perspicaz que parecía a simple vista, me mantendría por demás entretenido, al menos aquella noche.
Sin escrúpulos y decidido, apoyé mi mano en su pierna acariciándola, para luego darla vuelta haciendo que me mire. Quizás, en lugar de alegrarte, deberías hacer algo... para que haga mucho más que no arrepentirme, ¿no crees? le dije, arqueando una ceja, mientras una media sonrisa soberbia y prepotente surcaba mi rostro.
La solté, observando, como tomada por sorpresa ella recuperaba el aire, y se recomponía a la normalidad, para adoptar esa actitud fría y de dama misteriosa. Evadió el tema, o eso creí, preguntándome mi nombre, estaba por responderle. Pero la duda me asaltó, ¿acaso ella merecía saberlo?, no dudé en preguntarle que creía, una buena respuesta lo diría todo. ¿Crees merecer saberlo? le inquirí, mientras la observaba para captar cualquier posible reacción, desde la sorpresa hasta la ofensa.

Noté como se debatía, sorprendía y hasta terminaba de deducir el hecho de haberme quitado la botella. Al parecer, terminó creyendo que me había enfadado, lo que provocó que riera con ganas un rato. Después, dejé de reír, cuando vi que ella lo hacía sin entender, hasta que sorpresivamente se acercó a mi y repitió las palabra, provocando que mis orejas se encendieran por el sarcasmo, pero aún así yo riera complacido y divertido. Y cuando estubo a punto de alejarse a su posición normal de nuevo, le sostuve el rostro entre mis manos, para robarle un beso furtivo y fugaz, en el cual nos fundimos momentáneamente en un mar de tenacidad, curiosidad, interés y diversión para ambos.
Luego, sin oponer resistencia, le dejé que retomara a su posición normal, como estaba antes, para que volviera a hablar y yo pudiera responder. Pues, para mi sí lo eres, no me creeré un cuento de niña mala y perversa... dije con una sonrisa burlona. Quizás luego me abofetearía o se iría, no presentía que lo fuera a hacer, pero daba igual, había sido muy divertido...

Aquel chico era curioso realmente, volvió a negar que no era un típico niño rebelde aunque para mí lo seguiría siendo aunque lo negare decidí dejar de llevarle la contra – no hay razón por la que este aquí ya te lo he dicho, solo me agrada este lugar-

Me sorprendí levemente al sentir su mano, le mire escuchando aquello y no pude evitar que mi rostro denotara la sorpresa ante aquella repentina actitud, aquel chico cada vez me intrigaba mas, cambie mi expresión de sorpresa por una más de diversión y curiosidad – Pues niño ese no es mi trabajo- amague a apartar su mano pero el ya la estaba retirando, volví a mi compostura primera mientras oía como se rehusaba a decirme su nombre a lo cual le quite importancia – pues claro que lo creo pero tranquilo no me interesa tanto tu nombre-

Estaba a punto de reír sarcásticamente cuando note sus manos en mi rostro y luego sus labios tocando los míos no pude omitir resistencia… mas bien no deseaba hacerlo aunque personalmente no me gustaba que me quitaran el papel de impulsiva así que tan pronto se separo de mi y escuche lo que decía tuve mi varita apuntando a su estomago – pues no te creas ningún cuento Romeo y dime que te hace merecedor de haberme besado antes de que aproveche que estamos solos y me ponga a jugar contigo- dije con tono seco pero a la vez tenía una sonrisa juguetona en mi rostro, me levante de aquel alfeizar quedando frente a él y moví mi varita desde su ombligo hasta su mentón lentamente.

-Entonces dime… ¿que se te ocurre que puedo tomar de ti ya que tu tomaste algo mío? la cerveza no era tan buena como una probada de mis labios– sonreí divertida y camine empujándolo hacia una pared mientras articulaba cada una de mis palabras, mientras mi varita seguía posicionada en su mentón.

Ladee un poco mi cabeza intrigado. Entendía que quisiera estar porque si, pero a las cuatro de la tarde, no a las cuatro de la mañana. O sea que, porque te agrada, ¿te levantas como a las cuatro de la mañana y vienes aquí? Vamos, eso no tiene mucho sentido. Le objeté intentando de que razonara conmigo.
Sus palabras, lejos de herir mi orgullo, me plantearon un desafío, como venían haciendo desde que comenzamos a hablar, el de responderle. Mi sonrisa se amplio como un acto reflejo, y mi semblante se endureció más, provocando en mi rostro una expresión desafiante. ¿No lo es? A mi me parece que si cariño, le dije, mientras me relamía uno de los labios mientras reía por lo bajo, entretenido con aquella situación.
La respuesta que esperaba llegó, sin hacerse de rogar, y fue lo que esperaba, sin embargo no me sorprendió como esperaba abogando de soberbia elocuencia. Aún así, le diría mi nombre, ¿qué mas daba ya? No te preocupes, de todos modos te lo diré, al fin y al cabo, es obvio que te mueres por saberlo... le respondí y luego de contemplar su rostro por unos segundos agregué, bien me llamo Jasper ¿y tu me dirás el tuyo o te harás de rogar? concluí, en lo que sopesaba las probabilidades de que respondiera o no.
Su reacción me tomó por sorpresa, pero su expresión me desconcertó. Aún así, no me atemoricé ni inhibí, después de todo ella no había rechazado aquel beso. Iba por buen camino, era mi teoría. Mientras sentía la punta de su varita sobre mi estómago, respondí de manera directa. ¿Acaso no estábamos jugando ya antes? le pregunté, mientras me mordía el labio reprimiendo una risa. Luego fingí que pensaba mirando al techo y encogiéndome de hombros agregué, y también creí que ya estábamos aprovechando que estabamos solos, al menos yo lo hice... Y comencé a reír con ganas, sin dejar de mirarla.
Salió de un salto de encima del alfeizar y luego me empujó hasta una pared colocando su varita ahora sobre mi mentón. Una sonrisa se dibujaba en mi rostro, quería provocarla, después de todo yo ya había empezado a jugar. Escuché atentamente su pregunta y antes de responder, de manera fugaz tomé su mano por la muñeca, aquella mano que sostenía su varita y la hice a un lado, luego me acerqué, pegándome a ella, y con mi otra mano sostuve la muñeca que le quedaba libre. Acerqué mi rostro al suyo, quedando a escasos milímetros, antes de susurrarle, tienes razón, tus labios sabían mucho mejor, tienes eso a favor, dije y mientras sentía su cálido aliente golpear contra mis labios agregué, y por eso, supongo que debo dejarte tomar lo que quieras ¿qué te apetece? le dije, al mismo tiempo que soltaba sus muñeca liberándola y me abría de brazos como si me entregara sin oponer resistencia.