la primera caza de mi nueva vida e.e <<Meredith - Jezabel>>

Hacía un par de años que esperaba este momento. No había pisado estas tierras desde que la curiosidad por un mago oscuro me atrajeron a echar un vistazo, aunque nunca logré dar con el. Esta vez vine por una razón que hasta a mi me parecía algo estraña. Me había matriculado en la escuela de Hogwarts... Para una vampira tan antigua como yo, llega un momento en el que una se aburre demasiado y pocas cosas son capaces de alegrarte. Mi ''querida Jezabel'' fue quien me había hablado sobre este castillo y del joven Noah. Ambos se encontraban aprendiendo magia en este lugar y teniendo en cuenta la capacidad de esta niña para hacer que deje de aburrirme, mis pasos me llevaron casi sin quererlo, a buscarla.
Cuando me vi recorriendo los pasillos del castillo, no pude dejar de recordar viejos tiempos en la vieja Baviera, cuando junto a Landshut, nos refugiamos una temporada en el castillo de Neuschweinstein. Claro está que este lugar no tenía nada que envidiarle y rebosaba vida, mucha vida. Hacía demasiado tiempo que no me alimentaba y no podía evitar ver a cada persona que corría a mi alrededor, como comida... Pero aún así debía controlarme para no llamar mucho la atención y reservaba mi sed para compartirla con Jezabel.
No tardé mucho en rastrear la fragancia de esa ''niña'' y la seguí hasta la misma entrada de los Gryffindor. Los chicos de esa casa me miraban extrañados, pues un sombrero me había colocado en la casa de Slytherin y por lo visto, mi indumentaria con escudo de serpiente y corbata verde, destacaba entre tantos rojos leones.
Sin decir una sola palabra coloqué una carta de citación con el nombre de Jezabel, en la entrada.

- Posiblemente alguno de esos que tan mal me miran se la entregarán si la ven- Me dije a mí misma mientras me caminaba hacia las puestas del castillo para dirigirme al pueblo de Hogsmeade.

Conocía un lugar llamado Cabeza de puerco. Un barucho de mala muerte con la cabeza de una especie de jabalí en la entrada. En ese lugar sería nuestro reencuentro.
al encontrarme frente a frente con esa cabeza, no pude evitar detenerme antes de entrar, pues la nieve que había frente a la puerta, estaba roja, y por el fuerte olor de la sangre que proviene de un muerto, estaba clarísimo de qué se trataba. Miré la cabeza y noté como caían gotas de sangre. Me relamí los labios, e incluso puse la mano para que una de las gotas cayesen en la pálida piel de mi mano, pero en el último instante la aparté y logré pasar al interior del antro.
Miré a mi alrededor, y toda persona que allí hallaba, me parecía repugnante, tanto como el mugriento bar y pensé que cualquiera de ellos podría convertirse en mi cena.

-Gente asquerosa para un lugar asqueroso- Murmuré rodando los ojos y sentándome en una de las sucias sillas, notando como mi pelo, negro como el ebano, caía hacia mis muslos.
- No debo quejarme, yo debo de estar horrible también- dije entrecerrándo los ojos y llevando mi dedo indice hacia mi boca para mordérmelo con uno de mis colmillos como siempre hacía cuando esperaba a alguien.
- Por su bien espero que venga pronto, no me gustaría estar esperando aquí para que luego ni siquiera aparezca.- Dije finalmente cruzándo una pierna sobre la otra.