This is my Oath to You. <Paulette>
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Regreso mi mirada al techo y me abrazo a mi oso de peluche. Seguramente son cerca de las 7 de la tarde y dentro de una hora tengo que bajar a cenar, pero por ahora creo que solo me dedicaré a perder el tiempo. Estiro mis brazos y lanzo el oso para después volver a atraparlo. Repito esto unas 8 veces hasta que decido levantarme de la cama. Camino hasta colocarme frente al espejo que comparto con mis compañeras de habitación y recojo mi cabello para que deje de caerme sobre los ojos.
Este día ha sido muy solitario para mí. El pasar las vacaciones con mis padres me hicieron reconsiderar diferentes posibilidades sobre mi futuro pero siempre que intento sentarme a pensar sobre eso mi inconsciente hace que quiera olvidarme de todo. Camino hasta mi baúl y tomo uno de mis vestidos ligeros los cuales puedo seguir usando cuando estoy en la sala común, ya que no hace tanto frío como en los pasillos o exteriores del castillo. Me deshago de los jeans y la blusa para después recorrer unos leggings por mis piernas. Escucho que la puerta del dormitorio se abre y termino de colocarme el vestido - A ti era a quien deseaba ver - digo con una sonrisa al observar entrar a Paulette. Me acerco corriendo y la abrazo con fuerza. Siempre suelo hacer lo mismo. Casi tirarla al suelo es obligatorio cada vez que la veo pero creo que ya está acostumbrada a que sea efusiva. Después de todo hemos pasado mucho tiempo juntas.
Beso su mejilla para después alejarme un poco; tampoco quiero asfixiarla. Coloco mis manos en mi cintura y levanto una ceja mientras la observo. Mi parte Weasley quiere gritarle como loca "¡Se que tienes mucho que contarme!" pero ese destello Delacour en mi sangre me obliga a tratar de comportarme. Solo sonrío para hacerle notar que sé que hay algo diferente en ella. Puedo notarlo. - Así que... ¿Cómo estuvieron tus festividades? - no dudo en preguntar mientras tomo asiento en mi cama y aliso un poco mi vestido. No puedo dejar de sonreír como si hubiera hecho una travesura. Como cuando algo te divierte tanto que no puedes esconderlo - ¿Tus padres recibieron mis saludos? - añado mientras mi mirada cambia de ella a Sheeran, mi gato, que al parecer cree que las botas que acabo de comprar son muy cómodas ya que está recostado sobre ellas. Decido dejarlo hacer lo que quiera y mis ojos regresan a Pau.
Dominique Weasley- Alumno
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Re: This is my Oath to You. <Paulette>
Caminé con calma cuando salí d ela biblioteca con un libro en la mano, revisaba su portada y dejaba que mis pies me guiaran hasta las mazmorras, estaba concentrada en lecturas, desde hacía tiempo que me había centrado en las clases, me había encerrado y funcionaba, o por lo menos funcionaba en el día, me mantenía lo suficientemente ocupada, siendo la prefecta modelo, la buena estudiante, y muchos chicos se alejaban cuando les mandaba la perfecta mirada venenosa que había aprendido a dominar desde hacía algunos años. Pero en realidad nada estaba funcionando.
Suspiré antes de detenerme en la puerta de las mazmorras y dije la contraseña que estaba corriendo esta semana, la puerta se abrió lentamente hacia mi, las escaleras hacia abajo, la sala común como siempre, sombría, pero a la vez, tenuemente iluminada por la chimenea, verde y plata, alfombras esmeraldas, pilares de piedra, serpientes bordadas en hilos de plata, me quedé mirando a uno de los sofás y fruncí el ceño al sentir como una pulsera de zafiros se clavaba en mi muñeca y me quedé pensando un segundo.
No combinaba conmigo el color azul, o eso decía Derek aunque a Noctis le desagradaba que usara el rojo, vaya ironías de la vida y suspiré antes de negar con la cabeza y caminar escaleras hacia abajo hacia las habitaciones, quería leer un poco y calmarme antes de subir a cenar al gran comedor, el ambiente era sombrío ante el lugar tan lúgubre que me encantaba.
Una sonrisa suave se instaló en mis labios cuando abrí la puerta de la habitación que compartía con Dominique y Juliette, imaginaba que estaría sola aunque el que Dom se me echara encima casi tirándome, me agarró por sorpresa pero dejé que la sonrisa se ensanchara y después intenté quitarle los brazos de alrededor de mi al escucharle decir que me esperaba. Levanté ambas cejas y después caminé hasta mi cama para dejar el libro sobre esta y me giré a Dominique - Bueno, me tienes aquí así que puedes hablar Señorita Weasley, tiene mi permiso –cuando le vi la mirada, yo desvié la mía.
Si tenía amigas, sin duda una de las mejores que me conocía era Dominique. Siete años juntas, sin interrupción, grandes amigas, compañeras e incluso confidentes. Cuando me enteré que salía con Seine, el chico que vino de intercambio fue como si viera a la pelirroja radiante de energía, la vi feliz y yo quise esa felicidad y la envidié hasta que creí encontrar a mi príncipe azul y… dejo mis pensamientos hasta ahí, no daba caso el que siguiera por aquel camino.
-Bien, ya sabes, mis padres se fueron de viaje así que no, no pude decirles que les mandabas saludos, aunque les dejé un mensaje, adjuntándole que les deseabas felices fiestas…-me senté en la cama y la observé atentamente. Parecía brillar de lo feliz que estaba y yo solamente la veía así.
Pocas personas conocían esta parte de mi, sensible, incluso amable aunque esté disfrazado debajo de una capa de sarcasmo, Dom estaba acostumbrada como lo estaba Anastasia. Eran mis dos mejores amigas, por no decir que creía que eran las únicas pero… ¿necesitaba más?, era odiada, admirada, me tenían entre miedo, rencor, envidia, mala vibra y eso… me agradaba.
Era mejor ser odiada que amada, eso le quedaba mejor a Dominique o a Ania, no a mi. Una sonrisa de lado se instaló en mis labios cuando me levanto hacia la jaula de Kulshedra, mi cobra y la observo, esta tranquilamente enroscada en un cojín verde que es su favorito, y sin querer, en un acto de reflejo, acaricio la pulsera de zafiros y diamantes, acomodándomela para que no dejase marca en mi brazo y me giré a la pelirroja. - Bueno, ¿y a ti que tal te ha ido en tu casa llena de cabecitas rojas?, tengo entendido que ibas a llevar a Chassier contigo, ¿no lo habrán devorado, o si?-pregunté sin dejar de sonreir.
Paulette E. Hamilthon- Alumno
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Re: This is my Oath to You. <Paulette>
Nos quedamos un momento en silencio. Yo aprovecho para levantarme y quitar a Sheeran de encima de mis botas mientras Pau se levanta para observar a Kulshedra. Escucho sus palabras e inmediatamente me siento algo decaída. Me levanto con lentitud ya que me había arrodillado junto a mi gato. Dirijo mi mirada a Paulette y trato de no mostrar ningún sentimiento en mi rostro - No. De hecho, no tenía pensado llevar a Seine a casa dado a que llevábamos muy poco tiempo juntos - comento mientras camino a mi cama. Coloco mis botas sobre el baúl, donde Sheeran no pueda alcanzarlas. - Él estaba de acuerdo con eso - añado en voz baja.
Todo el día he tratado de dejar de pensar en eso, pero obviamente no puedo. Todo se volvió más doloroso desde que llegué al castillo ya que al menos en casa podía evitar el sentirme extrañamente nerviosa, ansiosa por evitar los lugares concurridos. Con la única persona que he hablado del tema es con Albus. James ni siquiera pareció importarle, pero no me permití sentirme mal por eso ya que sé que el también tiene sus problemas.
Trato de sonreír un poco pero termino haciendo un gesto de disgusto. Me vuelvo a sentar a la cama y miro de reojo a Pau.- La Navidad fue como siempre, en familia. El año nuevo lo pasé sola, en mi recámara, porque estaba molesta con mis padres - le confieso. Me encojo de hombros como si no importara y después bajo la mirada a mis manos. - Pero... tu vida social siempre ha sido más interesante que la mía - sonrío y la miro - apuesto a que te divertiste - digo con seguridad.
Dominique Weasley- Alumno
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Re: This is my Oath to You. <Paulette>
La afirmación de Dom de que mis padres se la hayan pasado bien en sus vacaciones me hizo sonreír de lado apenas, muchas veces creía que mis padres les daba por irse de viaje justamente cuando sabían que yo iba a la mansión, otras veces simplemente me hacía a la idea que les vería unos cuantos días en Verano y eso para ir de compras a Diagón. Suspiré sentándome en la cama.
Noté el silencio algo extraño, la pelirroja de mi compañera no era así, ella era toda la revolución de locura de la habitación, entre la amargada de Juliette hasta la hiperactiva de Dominique, eramos sin duda un grupo de Serpientes extrañas, así que la miré atentamente y cuando respondió lo de Seine, levanté ambas cejas, no me cuadraba del todo el como hablaba, el tono, la voz tan baja, era como si estuviese… decepcionada.
Intenté no centrarme en ese tema, si bien éramos amigas, nunca la presionaba, ella siempre terminaba contándome lo que quería contarme, y como quería contármelo, Dom era así, una chica que solo soltaba sus problemas cuando ella pensaba que era lo mejor por lo que no hice comentario alguno, asiento al su comentario de la familia y después sonrió para mi con sarcasmo.
-Oh Claro, mis vacaciones fueron las mejores, Invité a Anastasia, la chica Ravenclaw, ¿la recuerdas?, esa flacucha impertinente a la mansión-dije con indiferencia y le di la espalda, también me sentía sola, y más ahora que todo con todo mundo se había terminado, sentía como si todo mi mundo se me fuera a acabar pero apreté los ojos, yo no era de las que me daba por vencida tan fácilmente, si no era una valiente leona, era simplemente una astuta serpiente que nunca dejaba que su presa se le escapase.
Aunque ahora, la presa era yo.
-En realidad Dom, no estoy en mi mejor momento… –murmuré suavemente sin volver a darle la cara, y es que nadie, en toda mi vida había visto mi rostro triste salvo dos personas y no me arrepentía, solo que no me agradaba el saber que mucha gente pudiera verme de esa manera, saber que Paulette Hamilthon también tenía emociones y esas emociones también era su propia perdición. Cerré los ojos suspirando. –Solo las cosas se salieron de mi control, y pues desgraciadamente, en ves de desequilibrarme, terminaron lastimándome-murmuré por lo bajo aun mirando a Kulshedra en su jaula, sin atreverme a girar a ver a Dominique.
¿Quién era yo para estar con Dom contándole de mis problemas existensiales cuando claramente ella tenía los suyos?
Solo la egoísta de mi podría hacerlo.
Off: Siento la tardanza.
Paulette E. Hamilthon- Alumno
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