[LOG] Amortentia [Vinger/Clarisse]

"Amortentia... Los efectos de esta poción son descritos como prácticamente instantáneos. La persona que la bebe toma una apariencia bastante pálida y enfermiza, y se vuelve obsesionado con el objeto de su afecto, pudiendo volverse peligrosamente inestable hacia otras personas.
La poción debe ser tomada continuamente si se quiere mantener el falso amor en el bebedor... "

Una poción venía rondándome en la cabeza desde el verano, su creación era bastante complicada pero ningún reto es lo suficientemente grande para una persona como yo, y mucho menos cuando el éxito trae consigo el amor de la persona anhelada. Así que aproveche cualquier excusa para no ver a Katt, mi chica amada durante el día, y así poder acudir a la biblioteca para informarme un poco más. El libro no fue difícil encontrarlo, hojee las desgastadas páginas hasta que di con la poción.
Sentí el fuerte palpitar de mi corazón apenas leer el título. Y con prisas comencé a leer la introducción, sin importarme el camino desde el estante hasta la mesa.

Justo cuando terminaba de leer los primeros párrafos del texto, alguien choco contra mí, haciendo que el libro se cayera de mis manos, acomode mis cabellos hacia atrás para permitirme una mejor vista del suelo — Bah, no te preocupes, en parte ha sido mi culpa por distraerme... — dije casi en un susurro luego de escuchar sus disculpas.
Deje que tomara mi libro, casi olvidando por completo lo vergonzoso que sería si se daba cuenta de lo que leía con anterioridad, apenas lo tuvo frente a el, me agache para arrebatarle el libro.
— Este es mío, muchas gracias — cerré el libro de golpe y noté que me miraba — ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? — pregunté con el tono más amable que pude fingir en aquella situación, me abrace a mi libro y señale el suyo, que aún permanecía sobre el suelo.

Si hay algo a lo que nunca terminare de acostumbrarme es a las personas que se toman demasiada confianza desde el primer instante, así como a las miradas insistentes ¿Porqué no me decía de una vez lo que le inquietaba? Acomode mi cabello detrás de mi oreja cuando el contesto a mi pregunta. No tenía nada en el rostro fuera de lo normal, mejor sería irme del lugar cuánto antes.
Comencé a formular las palabras más hirientes para dejarle claro que se alejara de mí, y lo vi tomar su libro.

— Sabes, yo... — comencé a divagar en lo que iba a decirle, volvió su mirada fijamente a mí, enchinando los ojos; como acto reflejo agache el rostro, por alguna extraña razón no pude concentrarme en lo que tenía preparado a decir. Sus palabras me dejaron helada ¿Veela? Cerré los ojos con fastidio, y me volví hacia el, ahora con más convicción.

— Sí, en efecto — conteste con aires de superioridad, intentando mantener mi naturaleza bajo control. Lo detesto, detesto ser el centro de atención con las personas simples, y detesto aún más cuando me enfado, como si alguna bestia quisiera apoderarse de mí mente. Le sonreí como si nada hubiese pasado, era alguien atractivo, y por los colores de su túnica, intuí alguna pizca de inteligencia en él. — ¿Puedo saber que leías con tanta insistencia antes de el accidente? — pregunté mostrando todavía una de mis mejores sonrisas falsas. En ocasiones tiene bastante ventaja hacer eso, puedo controlar a mi monstruo interior para conservar las apariencias.

Miré con interés la página que me mostró, Licantropía, si mal no recordaba había leído algo sobre un "hombre lobo juguetón" en la prensa. La verdad no me importaban las razones por las que estaría leyendo sobre aquello, mi único fin era desviar toda la atención sobre él.

Chasqué la lengua al darme cuenta que seguía inquieto por mi lectura, como todo Ravenclaw era un curioso por más semblante serio que tuviera en ese momento. Sonreí con indiferencia y no sostuve la mirada con la suya, esperando a que se decidiera a hablar.
No tuve que esperar mucho tiempo, formulo su pregunta acerca de mis fines con esa clase de pociones, solté una ligera carcajada — Perdona — dije, recuperando la compostura.
— Los encantos veela no funcionan con las mujeres — respondí haciendo énfasis en la parte de "encantos", de nada me servía a mí tener la atención de las personas equivocadas — así que mucho me temo tener que recurrir a otros recursos en el futuro — añadí finalmente, dejando a su imaginación lo que el quisiera pensar.

Tomé su mano suavemente con la mía — ¿Si tu fueras una chica, pensarías que soy linda? — pregunté con una sonrisa, y mirando sus ojos azules. Tenía cierto aire interesante, quizá de conocernos en otra circunstancia me habría simpatizado desde el primer momento.

En cuanto vi su expresión facial, supe que era el momento idóneo para ponerlo de mi parte o al menos conseguir que cerrara la boca. No pude evitar sonrojarme un poco, se veía realmente lindo y sus ojos... Lastima que aquella linda sensación durara tan poco, en cuanto hablo, no pude más que apartar mi mano y fruncir el ceño ¿A qué se refería con todo eso?

Sacudí un poco la cabeza para pensar con claridad ¿Acaso insinuaba que no tenía suficiente amor propio? — Espera, espera... Creo que te estás confundiendo — le interrumpí, mirándole a los ojos para obtener alguna explicación de sus palabras en ellos. Di un paso más hacia el cuando contesto mi pregunta con otra, no entendía su racionamiento, al contrario, cada palabra me confundía aún más. Suspire un poco y conteste lo más acertado que me fue posible en aquella situación.

— ¿Más que eso? — seguramente estaba juzgando el hecho de la amortentia, pero era algo más fuerte que yo... Mi deseo por estar con ella a todas horas y el tener que alejarme para que no lo averigüe... y me rechace. Alguien como el no lo comprendería, es atractivo y no parecía del tipo que gusta de su mismo género. Rodé los ojos con fastidio — ¡Un niño bonito como tu no comprendería jamás el amor, apuesto a que tu eres como todos, solo buscas a las chicas y cuando obtienes lo que quieres te vas! — me puse en puntillas para tomarle de la corbata y mirarlo con recelo — Así que no te metas en los sentimientos de los demás, si yo quiero a una chica es cuestión que poco o nada debe de importarte —. Le solté con coraje, para después tenderle el libro en sus manos — Te lo dejo para que puedas dormir tranquilo — le saque la lengua, como una niña pequeña cuando hace berrinche, me cruce de brazos y le di la espalda; deseando internamente que no se fuera.