En busca de las estrellas (Libre)

Una noche como la de hoy, no podía pasarla por alto. Había estado controlando el tiempo durante todo el día, intentando asegurarme de que ni una sola nube estropease mis planes.
Cuando era pequeño, me fascinaba observar las estrellas desde las ventanas de mi habitación. Me imaginaba a mi mismo surcando la vía láctea en busca de lo desconocido. Explorando todos y cada uno de los planetas de nuestro sistema solar y contando todos los cometas y estrellas que podía divisar, hasta que llegase un momento en el que no pudiese contar más, por no conocer siquiera el nombre de la siguiente cantidad.
Necesitaba un libro de astronomía. El mío acabé incendiándolo por error y no quería pedírselo a ningún compañero para que no supiesen de mis intenciones. Dado que el aula de dicha asignatura estaba cerrada, no podía buscar en otro lugar que no fuese la biblioteca. Nunca había tenido a nadie que dijese el nombre de las constelaciones, o dónde estaban situadas, hasta que llegué a Howarts.
Mi plan era el de encontrar un libro y usarlo de guía. En las clases de astronomía ya habíamos visto las estrellas, pero necesitaba sentir el placer de observarlas tranquilamente sin escuchar los murmullos de los demás alumnos cuchicheando sobre algún asunto. Quería darle a aquel niño de mi infancia, esa satisfaccíon. Había recogido mi escoba para luego de haber encontrado el libro adecuado, salir a los jardines y sobrevolar el castillo hasta uno de los tejados y acostarme para disfrutar del momento.
Cuando llegué a la biblioteca, aún había algún que otro alumno buscando información. Me puse enseguida a buscar el libro nervioso. No sabía por qué estaba tan nervioso. Quizás porque la última vez que vi las estrellas fue junto a Louise. Nos habíamos alejado de la ciudad para evitar la contaminación lumínica, pero apenas logramos ver un par de estrellas, pues no solo molestaba la contaminación, también el nublado tiempo de San Petersburgo.
Por fín di con el libro que andaba buscando. Estaba bastante alto, así que cogí una pequeña escala para cogerlo. Era un libro bastante grueso, con varias ilustraciones. Bajé por la escala dando un mal paso y estuve a punto de caer al suelo. Lo que si calló al suelo fue el libro, haciendo un gran ruido al golpearse contra el suelo.

- Espero no haber llamado mucho la atención...- Dije mientras terminaba de bajar la escala y me disponía a agacharme para recoger el libro.

Puse el punto final a mi ensayo y sonreí satisfecha, mientras releía lo más importante de ello. Pasar el día entero en la biblioteca es algo rutinario para mí, por más silenciosa que pueda ser el dormitorio, prefiero ausentarme de todos en compañía de los viejos libros de la biblioteca del castillo.
Estire mis brazos hacia arriba para desperezarme y comencé a guardar mis pergaminos en la mochila, faltaban solamente unos minutos para que cerraran y nos mandaran a nuestras respectivas salas comunes a dormir.
Me di cuenta que aún debía dejar un par de libros en su lugar, los tome en brazos y me encamine hasta la sección de la que los había tomado. Quedábamos muy pocos alumnos en el lugar, únicamente otro par de Ravenclaw y un chico que probablemente había olvidado los deberes y recién acudía a buscar los textos, le mire de forma reprobatoria y coloque uno de los libros en su estante. Un golpe seco y sonoro lleno la biblioteca, la encargada no tardaría en llamar la atención, busque discretamente la fuente del ruido... el chico despistado, al encontrar su libro no se le ocurrió nada más que tirarlo al suelo, vaya forma de tratar los libros.

Me dirigí hasta el, se le veía nervioso, me lleve una tremenda sorpresa cuando vi que era Ravenclaw — ¿Apenas haciendo los deberes, compañero? — pregunté con una sonrisa, mirándole de arriba hacia abajo, su rostro no me sonaba de ningún lado, probablemente porque no suelo prestar demasiada atención a los demás — Será mejor que te des prisa, no tardan en cerrar y no quiero que resten puntos por tu culpa — arregle mi cabello y me puse en puntillas para acomodar el último libro, que curiosamente era en esa misma sección; mis mejillas se tornaron carmesí al no alcanzar el lugar, suspire hondo — Oye, tu, el de antes — dije al chico, evitando mirarle de frente por la pena que sentía — ¿Puedes ayudarme a dejar este libro ahí arriba? — pregunté casi en un susurro — es que... es que no alcanzo... — di media vuelta y señale el lugar exacto del libro, sintiendo mis mejillas explotar de bochorno.

Recogí el libro lo mas rápido posible y miré en todas direcciones intentando ver si alguien se me había quedado mirando por el escándalo. Pude ver como se acercaba una chica de mi misma casa. Por su aspecto deduje que se trataba de una alumna de menor grado que el mío.
Pensaba que me llamaría la atención, pero enseguida vi cómo dibujaba una sonrisa para preguntarme sobre... los deberes.
- ¿Los deberes? No... No soy de los que los dejan para última hora- Le devolví la sonrisa y respiré aliviado.
No sabía si eran por los nervios, pero llegué a pensar que acabaría averiguando mis planes. Era obvio que esa chica ni siquiera me conocía, lo supe por el modo que tenía de mirarme como si tratase de hacerme un escáner. Por lo tanto, era imposible que sospechase nada.
Lo segundo qué me dijo, no obstante, sí que parecía una reprimenda, sin embargo tenía razón. No era buena idea que nos restasen puntos a nuestra casa por andar haciendo lo que hacía.
- Tienes razón, gracias por el consejo...- Una chica de grado inferior me había dado una ''orden ''y yo había actuado como un niño pequeño.
Me aferré al libro y me di media vuelta para marcharme tranquilamente, cuando no tardé en escuchar su voz de nuevo.
La chica necesitaba que la ayudase a colocar un libro en un lugar donde no llegaba. De algún modo parecía avergonzada, pues evitaba mirarme directamente.
Pude ver, cuando se dio la vuelta para mostrarme el lugar sonde debía dejar el libro, cómo se sonrojaba. Esto hizo que cambiase mi primera impresión sobre ella. Cuando recogí el libro de sus manos, mis dedos rozaron los suyos. Eran muy suaves. Me gustó la sensación y traté de ocultar una expresión de mi rostro que seguramente me delataría. Traté de mirarla a la cara. Realmente era bastante guapa. No se si era por el hecho de verla con los cachetes sonrojados, pero esta vez fuí yo quien notó como durante un momento sintió como se ruborizaba, por eso me di la vuelta enseguida y coloqué el libro en su sitio.
El que perteneciese al mismo estante que el mío me dió un poco de curiosidad. Debí mirarlo mejor para saber que temática tenía.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Qué es lo que estabas estudiando? - decidí preguntarle, ya que ojear su libro estando ella presente, podría no ser de su agrado.
- No te lo tomes mal, tan solo es curiosidad... veo que el libro pertenece al mismo estante que el mío.- Le dije intentando no parecer muy cotilla.
- Por cierto. No se cuando he perdido las formas... Mi nombre es Noah Dimitrievich Mrakov. Encantado.- Pensé que debía presentarme, pues posiblemente sería la mejor forma de ganarme su confianza y que no me tomase por un grosero.

Si no pensaba hacer los deberes ¿Qué cosa tenía en mente? Mordí mis labios con curiosidad, es algo de lo malo en mí, siempre quiero enterarme de todo, afortunadamente soy lo suficientemente capaz de soportar mi instinto cotilla y rechiste para restar importancia. — Supongo entonces algo de lectura para inspirar el sueño, suele ser de mucha ayuda — añadí casualmente; leer antes de dormir me ayuda bastante a conciliar el sueño y a despertar mucho más relajada.

Fruncí en ceño cuando tomo el libro de mis manos, sin esperar a que se lo entregara por cuenta propia, sentir el roce de sus manos me pareció bastante inquietante, la última vez que tuve contacto físico con un hombre y de forma accidental fue la ocasión en que le di duramente en la mandíbula y Erick me llamo a su despacho. Sacudí ligeramente la cabeza para cambiar la expresión, mirándole como ponía el texto en su lugar.
— leía sobre la Constelación de Orión — conteste mientras lo miraba con seriedad; curioso como todo Ravenclaw. Suavice un poco mi gesto cuando pidió disculpas por su indiscreción — No te preocupes, la curiosidad en mayoría del tiempo suele ser buena, tan buena como leer sobre las estrellas — sonreí. — Priyatno poznakomitʹsya, Dimitrievich — conteste con efusividad, desempolvando algo del idioma que aprendí junto a mi madre y la gran mayoría de sus amantes durante mi niñez, no es algo de lo que me encuentre orgullosa, pero en ocasiones se es grato recordar — min'a zavut Clarisse — me presente de igual modo, y con una sonrisa, esperando no haber sonado demasiado impertinente.

La constelación de Orion... empezaba a caerme bien la pequeña Ravenclaw. Aquella chica parecía interesada en lo mismo que yo. Lo supe sobre todo cuando hizo una comparación entre lo bueno de ser curioso y leer sobre las estrellas, lo que además consiguió tranquilizarme al ver como sonreía. Quería decir que no le había resultado muy atrevido por mi parte, preguntarle sobre lo que andaba estudiando. Quizás teníamos mas en común de lo que pensaba.
Después de presentarme, llegó su turno. Me sorprendí gratamente cuando la escuché hablar en perfecto ruso. Yo sabía hablar en inglés y alemán, pero... no había nada como poder hablar con alguien en tu propia lengua materna. Esto hizo que mostrase casi sin darme cuenta unos gestos de alegría al escucharla. Los rusos siempre han sentido gran curiosidad por el espacio. No obstante fuimos los primeros en enviar satélites.
- Valla Valla... ¿Eres rusa? No tenía ni idea. Sabes disimular bien tu acento. Eso, o yo no me había fijado lo suficiente. Sin embargo tú... parece que me has pillado por completo, aunque supongo que mi nombre ha tenido algo de culpa.- Le dije hablando esta vez en ruso, mostrando una sonrisa de satisfacción.
No aparté mi mirada de ella. Esta vez fuí yo quien la escaneó de arriba a abajo.
- Me alegro de conocer una alumna de la madre Rusia. Pensé que todos estudiarían en Durmstrang.- Le dije con una sonrisa.
- ¿Sabes? Ya que veo que te interesan las estrellas...- Dije mientras le dejaba ver mi libro-
- Tenía pensado hacer esto solo, pero...- Los nervios comenzaban a volver a hacer presencia en mi.
- Supongo que a veces es mejor hacerlo en compañía. - Me llevé una mano a la nuca para decir lo siguiente, esperando no ser demasiado osado al invitar a una chica de menor grado, que encima acababa de conocer.
- En realidad me disponía a disfrutar del paisaje espacial nocturno de esta noche... El tiempo es fantástico y creo que es una gran oportunidad para observar las constelaciones. Quizás podrías venir conmigo y hablarme sobre Orion. Si quieres...- Dicho esto di un paso hacia atrás como si esperase que me rechazara al instante, desviando un poco la mirada hacia mi libro.

Resulta gratificante cuando una persona te da buena impresión a la primera, lo cual es muy difícil que alguien lo consiga en mí. Curiosamente cada que conozco a alguien, lo hago de manera hostil y terminamos en algún tipo de enfrentamiento.
Me contesto en ruso, el escucharlo hablar de aquella manera me transporto a mi infancia, y aunque no fueran recuerdos del todo buenos, me sentí confortada. — Soy rusa, eso es cierto — conteste en el mismo idioma — pero perdí el acento, desde los cinco años no paso más de dos meses ahí. Digamos que me adapte demasiado al inglés — añadí.
Su mirada pareció no incomodarme, no miraba de mala manera o eso es lo que yo quise pensar en ese momento. En ocasiones resultó incómodo tener sangre veela, no puedes más que ser grosera para que los chicos dejen de verte. Asentí a su comentario acerca de Durmstrang, en primera instancia yo no iba a estudiar aquí, pero papá con la última palabra cambio todo el plan. Me dejo ver el libro que hace unos minutos estuvo sobre el suelo, Astronomía... menuda coincidencia.

— Qué curioso, ambos leíamos lo mismo — dije en tono bromista, lo cual paso desapercibido, ya que el comenzó a hablar de nuevo. Le mire intrigada, hacia demasiadas pausas. Finalmente cuando termino de contarme su plan, le arrebate el libro de las manos — ¡Es una gran idea! — exclame gritando. No tardo mucho cuando vi a la encargada justo detrás de nosotros, mirándonos de forma reprobatoria.

— La biblioteca ha cerrado, será mejor que se vayan y continúen guardando silencio — nos miró tras sus gafas de media luna, con el ceño fruncido y se marcho.

— mejor nos vamos, no quiero que alguien más nos pille y entonces sí... adiós copa de las casas — comencé a andar en la misma dirección que lo hizo la encargada, saliendo de esa sección me detuve a esperar al chico.

Había pensado que me rechazaría, pero en lugar de eso, demostró que tenía un gran interés en mi idea. Exclamó en voz alta su aprobación, lo que me sorprendió bastante. Ella era la que me había echado la bronca por el ruido que hice con el libro, pero esta vez la encargada nos miró de mala manera a ambos por su entusiasmo. A pesar de ello la miré y le sonreí.
La mujer nos invitó a abandonar la sala en silencio, así que Clarisse me dijo que era mejor salir antes de que se pusiese peor la cosa.
- Tienes razón. -Le dije intentando aguantar la risa por la situación en la que acabábamos de encontrarnos.
Ella se puso en marcha por delante de mi hacia la puerta y yo la seguí, no muy por detrás.
Al llegar a su altura miré por encima de su hombro para divisar el lugar donde había dejado preparada mi escoba.
- Si quieres acompañarme, será mejor que tomes tu escoba. Creo que la mejor forma de ver las estrellas, es sobrevolar el castillo hasta uno de sus tejados. Si quieres puedo acompañarte hasta la torre de Ravenclaw aunque... si te atreves, podrías montar conmigo en mi escoba. - Le dije señalando mi nimbus y volviendo al inglés para no faltar el respeto a los alumnos que estaban alrededor.
Justo despues de señalar mi escoba, mi mente comenzó a recordar la última vez que había viajado con una chica en mi escoba. Le había dicho a ella, si se atrevía, pero quizás era yo el que debía atreverse. Ya era tarde para rectificar mis palabras y me di cuenta de que había puesto la mirada perdida mientras recordaba, así que volví mi atención de nuevo hacia ella esperando respuesta.

Jugueteaba con mis manos de manera nerviosa, aunque no me dio tiempo a más ya que me alcanzo casi de inmediato. Parecía buscar algo con la mirada, y yo hice como que no me di cuenta — Ir por mi escoba hasta la sala común... — lo medite unos instantes, era la mejor idea, no pensaba montar en la misma escoba que un chico, sin embargo estaríamos arriesgándonos demasiado a ser descubiertos al regresar hasta allá.
Finalmente accedí — De acuerdo, vamos por mi escoba, entre más aprisa mejor —.

Camine tan rápido como me era posible, para evitar algún castigo o reprimenda si alguien nos descubría, esta faceta de "rompe reglas" ni yo misma imagine llevarla dentro. La mayoría de los estudiantes seguramente se encontraban en el comedor, tomando la cena para después pasar a dormir un poco, mis pasos resonaban por el pasillo, y eche a correr sin mirar si mi compañero seguía detrás de mí. Lo único importante era obtener mi escoba cuánto antes.
Detuve un poco mis pasos y grite para el — ¿Cuánto calculas que hay de distancia desde este punto hasta la Sala Común? — pregunté, en el hechizo convocador no era aún demasiado buena, por lo que entre menos distancia me separara del objeto, era más la eficacia y la probabilidad de éxito. — Si no me falla... ¡Accio escoba! — exclame con seguridad, aguardando el resultado.

Ir a por su escoba fué su elección. La noté algo nerviosa, sobre todo cuando se puso en marcha caminando a toda velocidad hacia la torre de nuestra casa, sin siquiera mirar hacia atrás. Estaba seguro de que era la primera vez que hacía algo parecido y por mi mente pasó la posibilidad de verme como una pequeña mala influencia para ella. de repente llegó a un punto en el que se detuvo y gritó algo. No lo pude escuchar muy bien, pero sí que escuché a la perfección lo que pronunció después.

-¿Accio? ¿Sabes que tu escoba volará hasta aquí desde tu habitación al pronunciar este hechizo verdad?- Le pregunté extrañado, sobre todo por el hecho de que si tenía miedo de ser descubierta, este precisamente no era el mejor método. Todo el mundo se preguntaría qué era lo que hacía una escoba volando torre abajo. Aunque a estas horas esperaba que no hubiese mucha gente por ahí.

La escoba tardo unos segundos en aparecer, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de nosotros, agarré a Clarise de la mano y tiré de ella comenzando a correr. Habíamos perdido tiempo en ir hasta ayí arriba.

- ¡Vamos, deprisa!- Le dije sin poder aguantarme la risa mientras bajaba las escaleras.
Al final agradecí haberme encontrado con esta chica. Consiguió que una salida a hurtadillas del castillo para ver las estrellas, se convirtiese en algo, no solo melancólico por los planes que quería llevar a cabo, sino también... divertido.

No sabía si le había parecido bien mi reacción, pero cuanto mas rápido saliésemos del castillo, mas fácil era que no nos descubriesen.

Llegamos a las puertas. Ya solo teníamos que atravesarlas para poder salir volando.

- ¿Sigues pensando en venir conmigo? Aun estás a tiempo de dar marcha atrás.- Le dije mirándola seriamente esta vez.

Su observación respecto a mi repentino conjuro invocador tenía demasiados fundamentos ¿Qué hacía una escoba volando sin dueño? Si alguien se daba a la tarea de notarla, nos pillarían sin duda, me di un ligero golpe en la frente con la palma de mi mano, en señal de estúpides.

La escoba llegó y parecía que nadie se dio cuenta, apenas sujetarla, Noah tiró de mí para salir corriendo — ¿Pero qué...? — en otras circunstancias, habría soltado el agarre y le hubiera propinado un fuerte golpe en la cara por su atrevimiento, este caso era distinto, en verdad necesitaba mirar el cielo... y pensar en cierta personita. A como pude le seguí el paso, parecía una muñeca de trapo volando a lado de el, y sino me apuraba corría el riesgo de caerme.
No nos encontramos con sorpresa alguna en los corredores, por lo que fue prácticamente sencillo salir del Castillo. Cerca de la entrada nos detuvimos, Noah quería cerciorarse de que mi escapada siguiera en pie — Adelante... — dije seriamente — ...nunca me he arrepentido de algo en mi vida, si dije antes que quería salir, lo repito ahora... — lo aparte del camino con un leve empujón y continué caminando.

El clima era perfecto, fresco y con algo de viento suave, el cual despejaba las nubes. Frote mis manos con algo de frío, a buena hora se me ocurría dejarme la capa en el dormitorio — Vienes o qué? — pregunté al chico, montándome en mi escoba, lista para despegar.

Off: Sorry por el post tan caca XD y la súper tardanza, es que andaba seca mentalmente.. e.e y creo que sigo igual, como sea, abrí la continuación [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]